No sé si antes de tus ojos el mundo ya existía o si fue tu mirada la que inició la vida
pero sé que inauguraste la ilusión
y el tiempo de la siembra y la cosecha los panes en la mesa,
la gracia sencilla de los días
Sé que tus labios fundaron la pasión que en tu cuerpo se abrieron mis caminos
y sé que en ese espacio yo me ajusto
tan ajustadamente que no queda lugar para el olvido